PADRE
Volver a ser esta misma mujer que estimo Abrir los ojos en un día sin nombre Ver la piel, los poros, sentir los aromas Una ventana abierta Aves grandes y pequeñas que no cazan mariposas En el arco de la puerta, la calurosa presencia de mi madre, su beso. Un silencio aromático que desconoce la monotonía Afuera esos mismos hombres que se estiman Los que lucharon contra sí mismos Desprendiendo su mirada de lo que dura poco Ni seda, ni piel, ni rápidos orgasmos sin misterio Frente al rostro: carisias frescas de sol El olvido del calzado Los dedos agarrados de la hierba El mundo de las tinieblas ha sido conquistado Volver a ser esta mujer que estimo Abrir los ojos sin necesidad de espejos Reconozco mi sangre en los latidos del corazón Nunca dejó de ser nuestro el cielo Olvidado el plástico, las batallas del dinero Arriba: estrellas dispuestas a los sueños de los niños Abajo: danzamos alrededor de una fogata enorme Leños inmensos de palo santo Adoramos al Di...